El interior del bar del hotel parece una réplica tridimensional de un cuadro de Hopper. Dos hombres y una mujer sentados silenciosos con los rostros iluminados por la pantalla del televisor. Edipo Comisiones, viajante de comercio, termina su copa y recoge la llave de su habitación en el mostrador.
El hotel está enfrente de una clínica de cirugía plástica y lo frecuentan muchas mujeres con gafas oscuras para ocultar los moratones de los ojos de las rinoplastias. Mientras espera el ascensor Edipo capta una conversación entre dos mujeres en el vestíbulo:
- Cuando te ponen las tetas, los pezones se quedan torcidos, entonces te los cortan con un bisturí y te los recolocan.
“Siempre se aprende algo nuevo”, piensa Edipo.
Después de tres semanas paseando catálogos de abrasivos en grano por deprimentes edificios industriales Edipo decide que ya es hora tomarse un respiro. En una guía de servicios Escort encuentra un anuncio sugestivo: Esfinge.com. Hotel o domicilio. Experiencias únicas.
Llama al número del anuncio. “Llegará en media hora”, le informan. Edipo cuelga y se enfrenta a los típicos segundos de desconcierto frente a la ducha del hotel tratando de averiguar cómo funciona. En casa el agua es fría o caliente, en los hoteles es más complejo.
Media hora después llaman a la puerta.
-Soy la Esfinge – dice a modo de saludo en un tono frío como el hielo. Cabellos negros de alazán y labios rojos como una herida recién abierta. Lleva un corto vestido negro de seda y tul.
-¿Una copa? –pregunta Edipo. Silencio. El vestido de satén de la Esfinge se tensa, asoman las puntas de alambre del escote, el vestido se está rasgando, la seda revienta por las costuras y el tul estalla quedándose desnuda. Surgen de su espalda dos enormes alas que llevaba aprisionadas tras un corpiño.
-Te puedo llevar hasta las más altas cimas del placer –dice la Esfinge erguida sobre los jirones de seda y tul amontonados a sus pies-, pero antes tendrás que contestar un acertijo y si no lo aciertas te devoraré. ¿Entendido? Y añade-: no se vale consultar el Google.
Edipo asiente. La Esfinge echa atrás la cabeza como si le clavaran un puñal, toma aire y dice:
-¿Qué insecto teje una tela para capturar a su presa?
-Bueno, creo que te refieres a una araña- responde Edipo-, pero…
-¡Pero qué?!!! –se impacienta la Esfinge.“Uf, qué carácter”, piensa Edipo.
-Una araña no es un insecto. Ocho patas. Es un arácnido….
Y un segundo después Edipo comienza a devorar el cuerpo de la Esfinge. Come y come. Le arranca la carcasa de la misma manera que se pela una naranja para comer la carne jugosa que hay debajo. Edipo rebaña los huesos y le hacen falta unas cuantas horas para trinchar la carne de entre las costillas.
Cuando acaba, el cielo tiene un color azul sereno. Edipo mete en una funda de almohada los huesos más duros y las plumas que quedan después del sacrificio de la Esfinge.
La calma ha vuelto. Edipo se duerme satisfecho.
FIN
Y ahora, una chorradilla de las mías.
CRIPTOZOOLOGÍA: pseudociencia que estudia animales cuya existencia no ha sido probada.