Ha sido providencial. Al salir a la calle me he encontrado esta caquita de perro en forma de seis, que ni caída del cielo. (Vale, confieso que es un zurullo de pega)
Mira que ya es casualidad, en mis dos últimas portadas los bigotes son los protagonistas: en Tonto,muerto, bastardo e invisible, un desempleado supera su crisis gracias a un bigote postizo que lo transforma en otro. El bigote (The Mustache) cuenta la kafkiana historia de un hombre que se afeita un bigote que lleva años luciendo pero nadie, ni siquiera su esposa, repara en ello. Las dos novelas se encuentran actualmente en las librerías.
Seis años, ya... gracias, muchísimas gracias a todas y todos por dar vida a este blog con vuestros comentarios siempre tan interesantes de leer. Gracias por opinar, comentar o simplemente echar un vistazo por aquí. Lo que empezó como una ventana donde mostrar mis ilustraciones –esa era la idea- también me ha ayudado para compartir con más gente mis anécdotas, relatos, curiosidades y frikadas varias. Para esto y aún más cosas. Un abrazo desde mi querida Transilvania que es su casa.
He decidido hacer una entrada típica borgiana (de Borgo) con uno de mis relatos cortísimos, receta y algunas ilustraciones:
EL DESPERTADOR INDIO (Relato)
El viajante deja caer sus maletas sobre la maqueta y mira desdeñoso la habitación. El Hotel Arapahoe no cumple con las expectativas.
Al revisar su equipaje descubre que se ha olvidado el móvil en el anterior hotel, en otro país. Es muy tarde y mañana tiene que madrugar. Coge el teléfono y pulsa el botón de recepción para pedir que le despierten temprano pero nadie contesta. “Vaya hotelucho” –masculla, pero su nombre Arapahoe le sugiere una idea: el despertador indio. Recuerda haber leído en alguna parte que los sioux, cuando tenían que atacar al alba, bebían mucha agua antes de dormir para que las ganas de orinar les despertasen. Tiene una botella de litro de agua mineral en la maleta y se la bebe a pequeños sorbos mientras mira una vocinglera tertulia por televisión.
El despertador indio ha funcionado, poco antes de las siete el viajante desciende las escaleras hacia el comedor del hotel para desayunar.
En recepción entrega la llave a un conserje de chaqueta color mostaza y ojos desdeñosos. Cuando paga la cuenta advierte que le han incluido unos extras que no ha pedido. Se lo dice al conserje, éste empieza a vociferar groseramente y el viajante pierde los estribos. Le dice al conserje que es un hijo de coyote –por como huele- y serpiente de cascabel -por hablar con lengua bífida- y le abre la cabeza de un certero golpe de Tomahawk.
PORTADAS CON BIGOTE
Ahora una receta: langostinos a la sal. Ya sé que no es muy económica pero bueno, hoy en Borgo es un día especial. Además es facilísima de preparar.
Utilizaremos sartén de fondo ancho y con tapa. Ponemos sal gruesa en toda la superficie de la sartén y encendemos el fuego para que esta adquiera calor. Encima de la sal gruesa colocaremos los langostinos. Durante un minuto dejaremos los langostinos en contacto directo con la sal y al fuego; una vez transcurrido este periodo, apagaremos el fuego y taparemos la sartén con un plato o con una tapa, pero en ningún caso daremos la vuelta a los langostinos. Estos se cocerán por efecto del calor y del vapor que se mantiene dentro de la sartén. Dejamos tres minutos, ya que de sobrepasar este tiempo la cocción del langostino sería excesiva y su textura sería demasiado blanda. Servimos calientes, después de haber eliminado el exceso de sal.
Y me despido con el mismo vídeo de mi primer aniversario bloguero que me trae buenos recuerdos. El glorioso tema Drácula Ye-Ye!!!