El hombre del saco, el de los caramelos y el Sacamantecas ya son historia...
STANLEY EL MACABRO
Los seguidores de Los Simpson quedaron sorprendidos con un episodio que ya es de culto: Cuerdas gañanes, muy alejado del estilo habitual de la serie. Con un dibujo que homenajea a Edward Gorey (que a su vez inspiró a Tim Burton las ilustraciones de su libro La melancólica muerte del Chico Ostra) y música de Astor Piazzola (Libertango) nos cuentan la historia de Stanley El Macabro, un cocinero que se vengó de los niños que se mofaban de él haciendo sopa con sus cabezas. En algunos foros de internet -el inevitable Creepypasta, por ejemplo- aseguran que está basado en un personaje real.
JEFF THE KILLER
Actualmente está arrasando en las redes. El protagonista de esta historia es Jeff, un muchacho que durante una fiesta de cumpleaños es atacado resultando desfigurado por la lejía (de ahí su piel blanquísima) y quemado con alcohol. Posteriormente, Jeff quema sus párpados para no parpadear cuando se mira al espejo y desfigura su boca convirtiéndola en una perenne sonrisa la misma noche en que apuñalará a sus agresores.
Aunque Creepypasta reconoce haber inventado y propagado esa leyenda no falta gente que asegura haber visto a Jeff, como en esta supuesta foto (izquierda) tomada de un interfono.
Ese legendario asesino nocturno ya tiene su película, producida por Michael Bay (Armageddon, Transformers...) y dirigida por Marcus Nispel, el del remake de La matanza de Texas (2003).
SLENDERMAN
Mi favorito. También conocido como El Largilucho, se le representa como un ser altísimo, siempre vestido de negro y sin facciones, a veces con tentáculos en lugar de brazos. Fue la primera leyenda urbana propagada por internet y su fama se ha extendido a través de fotos (en las que suele aparecer rodeado de niños) y documentales falsos. Slenderman ya tiene su película que aquí estará disponible en DVD en agosto.
STANLEY EL MACABRO
Los seguidores de Los Simpson quedaron sorprendidos con un episodio que ya es de culto: Cuerdas gañanes, muy alejado del estilo habitual de la serie. Con un dibujo que homenajea a Edward Gorey (que a su vez inspiró a Tim Burton las ilustraciones de su libro La melancólica muerte del Chico Ostra) y música de Astor Piazzola (Libertango) nos cuentan la historia de Stanley El Macabro, un cocinero que se vengó de los niños que se mofaban de él haciendo sopa con sus cabezas. En algunos foros de internet -el inevitable Creepypasta, por ejemplo- aseguran que está basado en un personaje real.
JEFF THE KILLER
Actualmente está arrasando en las redes. El protagonista de esta historia es Jeff, un muchacho que durante una fiesta de cumpleaños es atacado resultando desfigurado por la lejía (de ahí su piel blanquísima) y quemado con alcohol. Posteriormente, Jeff quema sus párpados para no parpadear cuando se mira al espejo y desfigura su boca convirtiéndola en una perenne sonrisa la misma noche en que apuñalará a sus agresores.
Aunque Creepypasta reconoce haber inventado y propagado esa leyenda no falta gente que asegura haber visto a Jeff, como en esta supuesta foto (izquierda) tomada de un interfono.
Ese legendario asesino nocturno ya tiene su película, producida por Michael Bay (Armageddon, Transformers...) y dirigida por Marcus Nispel, el del remake de La matanza de Texas (2003).
SLENDERMAN
Mi favorito. También conocido como El Largilucho, se le representa como un ser altísimo, siempre vestido de negro y sin facciones, a veces con tentáculos en lugar de brazos. Fue la primera leyenda urbana propagada por internet y su fama se ha extendido a través de fotos (en las que suele aparecer rodeado de niños) y documentales falsos. Slenderman ya tiene su película que aquí estará disponible en DVD en agosto.
LA BRUJA DE N´GAUNDÉRÉ
Podría ser otro personaje de leyenda, o una extraña premonición, pero parece real; al menos así me lo contó en un restaurante chino mi amigo Ivo de médicos sin fronteras (ya hablé de él en mi entrada miquel-zueras.blogspot.com/2014/08/poti-poti-veraniego_34.html) al volver de N´gaundéré, Senegal, hace un par de semanas:
-Tenía que llevar un cargamento de medicinas a una misión francesa. A las afueras de N´gaundéré hay una congregación de casitas de hojalata con una estación de servicio, desde allí salía un autobús que me dejaría en la misión. Llegó el vehículo –un viejo Studebaker con cajas en lugar de sillas-, se abrió una puerta y me quedé helado: una anciana, sentada en una caja y apoyada en un paraguas rojo me miraba desde el interior de una forma extraña y fatídica. Llevaba un gran machete, muchos amuletos, un pequeño cráneo de mono y olía a yuca fermentada. Con un dedo huesudo me hizo un gesto como diciendo: “Entra ¿a qué esperas?”. Sabía que no tenía sentido, pero por nada en el mundo habría subido a ese autobús aunque el siguiente no vendría antes de tres horas. Mientras el vehículo se alejaba volví a la estación, me senté a esperar bajo un árbol efún y compré un cuenco de termitas asadas.
-¿A qué saben? –le pregunté.
-A coco. Bueno, al día siguiente regresé a mi hotel. Me duché, encendí la televisión y en el noticiario en francés comunicaron que aquel autobús había caído al cruzar un puente de madera con los tablones podridos. Hubo cuatro muertos y varios heridos.
-¡No me jodas!- Un pedacito de pollo con sésamo saltó de entre mis palillos-. ¿Sabes si esa anciana sobrevivió o…?
-Sólo dijeron que uno de las víctimas era el conductor –Ivo meneó la cabeza-. No sé… puede que existan fuerzas que predicen lo que está por llegar y que esa anciana fuera como un mensajero del destino, o algo así.
Miré hacia mi plato de pollo con sésamo en busca de algún indicio del destino pero sólo percibí una incierta sensación de paz. Quizás porque en la comida china no quedan huellas de animales sacrificados. Todos esos fantasmas han sido pulcramente troceados y cocinados con rollizas verduras insensibles al dolor. Nada que ver con las sobrecogedoras historias de rituales africanos con cabras degolladas que Ivo me suele contar.