Yo fui uno de los espectadores de la primera –y única- película que se proyectó en España con el sistema Odorama. Te entregaban una tarjeta que liberaba olores al rascarla con un punzón. Eso fue en el verano de 1983, en el ya desaparecido Cine Fantasio de Barcelona. La película presentada era Polyester (1981) de John Waters.
Anteriormente sólo se había rodado un largometraje con esta técnica: Scent of Mystery (Aroma de misterio, 1960), primer film donde el olor sirve para descubrir al público partes de la trama, por ejemplo un personaje es fácilmente identificable por el olor de una pipa de tabaco.
Un novelista de misterio, interpretado por Denholm Elliott, descubre un plan para asesinar a una heredera estadounidense interpretada por Elizabeth Taylor durante sus vacaciones en España (la película fue rodada en Málaga). Elliot pide ayuda a un taxista interpretado por Peter Lorre, con el fin de frustrar el crimen.
Algunas escenas fueron diseñadas para resaltar las capacidades del Smell-O-Vision como se llamó en Estados Unidos. Por ejemplo, unos barriles de vino caían de un vagón y al romperse el aroma de uva se esparcía por la sala mediante unos ventiladores.
Sin embargo el sistema fracasó, pues además de problemas de sincronización algunos olores no se percibían lo suficiente y los espectadores hacían tanto ruido al aspirar que impedían seguir adecuadamente la trama. Aroma de misterio se reestrenó sin olores y con el título Holidays in Spain. Lo curioso es que entonces se ganó el status de película de culto, de una desconcertante atmosfera casi surrealista, ya que no había ninguna razón para que, por ejemplo, una barra de pan al ser sacada del horno se acerque hacia la cámara en un tiempo desmesuradamente largo.
Volvamos al estreno barcelonés de Polyester. Los protagonistas son Divine, en el papel de una obesa y sufridora ama de casa y Tab Hunter, el galán más prometedor de los años 50 cuya carrera se truncó al hacerse notoria su homosexualidad. En la taquilla del Fantasio (donde por cierto se estrenó la primera película sonora en Barcelona, la primera en cinemascope y la primera en 3-D) te entregaban una tarjeta con puntos numerados, cuando un número parpadeaba en la pantalla teníamos que perforar el correspondiente con un punzón de plástico y olfatear.
Guardé la tarjeta bastantes años y estos eran los olores: 1. Rosas, 2. Pedos (no olvidemos que era una película de John Waters), 3. Pegamento, 4. Pizza, 5. Gasolina, 6.Quemado, 7. Gas , 8. Tapicería de coche, 9. Cuero y 10. Ambientador.
Los espectadores salieron bastante decepcionados. Recuerdo que el aroma mejor conseguido era el de gasolina, en la escena en que Divine escupe el combustible de un vaso que había confundido con whisky.
Pero el Odorama vuelve, Robert Rodriguez anuncia el estreno de Spy Kids-5 en Aroma-Scope, un nuevo sistema digitalizado que se encargará de que los espectadores perciban olores en determinados momentos de la película.
JUSTO DESPUÉS DE LA GUERRA DE LOS OBJETOS
Relato inspirado en la rebelión de objetos que tengo en casa. En una semana me han dejado de funcionar la impresora, la lavadora y la nevera.
Será mejor que vaya al grano: soy el profesor Sibelius y he estado investigando los misteriosos fenómenos que han desembocado en una conjura de los objetos que nos rodean. Al principio la cosa no parecía grave, los zapatos se desabrochaban solos provocando caídas y cosas así, pero pronto los coches se negaban a funcionar y los grifos, tapas y envases a cerrar, dejando escapar toda clase de fluidos. Los tambores de las lavadoras se convirtieron en cepos que te atrapaban al introducir la mano para recoger las prendas. Las colas industriales dejaron de pegar provocando que los muebles se desplomaran con estrépito, luego se sumaron las vigas y los andamios volviéndose fláccidos con el inevitable hundimiento de casas y edificios.
Desolación. Los aeropuertos desiertos, las estaciones vacías y las carreteras repletas de vehículos inmóviles por doquier.
En medio de tal hecatombe, cuando todos los ordenadores y hasta lápices de todo el país (y quién sabe si del extranjero) han quedado inútiles y sin posibilidad de transmitir oralmente mi informe pues no funciona ningún canal de comunicación, me trasladé a un refugio de montaña con mi fiel y robusta portátil Olivetti (No sé el motivo pero las máquinas de escribir funcionan) y mi no menos fiel secretaria Purines, de hermosas piernas y buena presencia; si no fuese por el labio leporino sería clavadita a Monica Bellucci.
Pero mejor me dejó de frivolidades. Escribo: la solución para esta inaudita rebelión de los objetos cotidianos consiste en una inversión en el campKKK… Mierda. Noto que algunas teclas de mi Olivetti se endurecen como piedras mientras otras se tuercen o se doblan mansamente sobre el armazón. El timbre suena como enloquecido y no puedo controlar el tabulador.
¡Malditas teclas! W13kgluu No tendré tiempo ni de qq%6mzz ¡!! @hxññ&oooo Por lo menos aún me queda la secretarwzy€º yyutubb??! rKjeee^^^^