Estos últimos días se ha hablado mucho de esta fecha: 21 de octubre del 2015; la que programan desde el lejano 1955 los protagonistas de Regreso al futuro-2 (1988) Acertaron en algunas cosas: El cine en tres dimensiones (aunque aún no se ha estrenado Tiburón XIX), las video llamadas o la ropa inteligente. En cambio, ni los coches ni los monopatines vuelan y el fax prácticamente ha desaparecido.
No es esta la única película futurista a la que le ha llegado su fecha de caducidad:
LA VIDA FUTURA (Things to Come, 1936)
Protagonizada por Raymond Massey y con guión del mismísimo H.G. Wells. Anticipó la Segunda Guerra Mundial en las Navidades de 1940 -¡Un error de sólo tres meses!-. aunque la mayor parte de la acción transcurre en 1970, en la ciudad de Everytown. La guerra aún continua y los supervivientes de esta población padecen los efectos de la plaga “la enfermedad errante”, la cual acaba matando a los que caen infectados.
EL ÚLTIMO HOMBRE VIVO (The Omega Man, 1971)
Segunda adaptación de la novela Soy leyenda, de Richard Matheson que conoció un nefasto remake posterior con Will Smith. En el por entonces aún por llegar 1977 Charlton Heston cree ser el único superviviente de una guerra bacteriológica entre Rusia y China que ha liberado un virus mortal; pero hay sobrevivientes: un grupo de mutantes (en lugar de los vampiros de la novela original) con hipersensibilidad a la luz, por lo que se esconden durante el día y salen de noche, intentando entrar en el lugar donde se ha atrincherado Heston para matarle.
LA CARRERA DE LA MUERTE DEL AÑO 2000 (Death Race 2000, 1975)
Después del gran crack de 1979, los Estados Unidos de América han pasado a llamarse Provincias Unidas de América, y en ellas tiene lugar cada año una carrera transcontinental en la que todo está permitido para los participantes, incluso atropellar a peatones, lo cual hace sumar puntos al posible ganador. Dicha carrera se ha convertido en el acontecimiento televisivo del siglo. Esta película es un puro delirio de serie-B. A recordar la escena en que el protagonista, David Carradine, le arrea una somanta -y sin usar el kung-fu- a un principiante Sylvester Stallone.
1997: RESCATE EN NUEVA YORK (Escape from New York, 1981)
La película consiguió un enorme éxito y tuvo su secuela: 2013: RESCATE EN L.A. (Escape from L.A. 1996) de nuevo con Russell a la cabeza de un suculento reparto: Steve Buscemi, Peter Fonda, Bruce Campbell (protagonista de la saga Evil Dead), Pam Grier…
El extraño argumento tiene aires de serie B: En 1998 un terremoto provoca que Los Ángeles se convierta en una isla y el por entonces presidente totalitario Langer (Cliff Robertson) decide que será un lugar donde recluir a los estadounidenses que pierden su nacionalidad por –entre otras cosas-, fumar, comer carne roja o ser musulmán. En 2013, la hija del presidente roba un arma letal y huye a Los Ángeles para acabar con el gobierno de su propio padre. Plissken es reclutado por el presidente para recuperar el arma, pero tiene que conseguirlo antes de diez horas o el virus que le han inoculado le matará.
YA LES QUEDA POCO
Así de apocalíptico y contaminado pintaban el año 2003 en un cómic de 1981 (Los Freak Brothers, Revista Makoki nº 12)
Sí, dentro de poco a otras películas les llegará aquella futurista fecha -por entonces lejana- en la que ubicaron sus tramas. Por ejemplo, el clásico Metrópolis (1927) que se desarrolla en el año 2016, a la vuelta de la esquina, vamos. La mítica Blade Runner (1982) situada en un lluvioso Los Ángeles de 2018, el mismo año que la memorable Rollerball (1975) donde el equipo de Houston se enfrenta al de Madrid en un deporte letal. Y para la película de culto Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, 1973) pronto le alcanzará, en el 2022. Memorable la escena final -ATENCIÓN SPOILER- en la que Charlton Heston grita: “Soylent Green is People!!!”
EL HURACÁN CÓSMICO (Título en España)
Mi última portada ha sido para una novela de J.G. Ballard (El imperio del sol, Crash…) escrita en 1962 y ambientada en un futurible 1996. Fortísimos vientos huracanados procedentes de Marte amenazan con destruir la Tierra. Me pregunté: ¿... y cómo se dibuja el viento? entonces recordé aquellos tallarines a bolígrafo con los que emborronaba mis cuadernos de apuntes en el instituto. Me han sido útiles.