¿Alguna vez se han metido en una bañera repleta de zumo de tomate? Yo una vez, en México.
Nos habíamos ido Laura, mi pareja de entonces, su hermano Carlos y su novia Gloria a una casita de su familia en la sierra de Cuautepec; un lugar donde muchos defeños de la capital se refugian de los rigores de la estación seca de noviembre-mayo.
Yo estaba arrancando las malas hierbas del jardín cuando advertí unos negros y furtivos ojillos negros que me observaban desde un seto de cicutas. Era un animalito que hasta ahora solo había visto en documentales, una mofeta de lustroso pelo negro con dos bandas simétricas de color blanco en el lomo. Me acerqué hasta una prudente distancia para verla mejor, en ese momento la mofeta dio un rápido giro, se apoyó sobre sus patas delanteras y levantó la cola. Cuando me di cuenta de lo que se proponía ya era tarde.
Disparó un líquido amarillo pálido que me empapó la camisa. Un hedor acre, de una fetidez insoportable asaltó mi nariz. Entré corriendo en la casa. Laura, Carlos y Gloria estaban sentados en un sofá viendo la tele, nada más llegué se taparon la nariz con las manos.
-¡Jíjoles!!! – exclamó Laura- ¿Dónde te has metido, güey?
-¡Me ha rociado una mofeta!
-¿Una qué…? –recordé que estaba en México.
-Un zorrillo.
-Órale, sal al jardín que vas a apestar todita la casa –me dijo Carlos dándome empujoncitos con una revista enrollada-. Quédate aquí en el jardín, extiende los brazos, que te dé el aire. Ahorita tomo el auto y voy al 7- Eleven a por zumo de tomate.
-¿Ahora te vienen ganas de tomar un Bloody Mary?
-No chingues, pendejo. El zumo de tomate es lo mejor para quitar el tufo a zorrillo.
Mientras Carlos se alejaba con su ranchera Ford me quedé en posición de espantapájaros. Empezaba a oscurecer. De noche las serpientes de cascabel salen a cazar y en esta sierra las había a montones. Solo faltaría que una me mordiera para redondear un día perfecto con la fauna local. Sentí un escalofrío que parecía bajar silbando por las colinas de Cuautepec.
Respiré aliviado al oír chirriar la grava. Carlos descargó cuatro packs de seis botellas de zumo de tomate. Laura se me acercó con un cesto en la mano y un paño empapado en perfume cubriendo su nariz.
-Carlos está llenando la tina con zumo. Apúrate, habrá que poner una lavadora solo con tu ropa y dejarla tendida cinco días, nomás.
Dejé toda mi ropa en el cesto y me volví corriendo hacia la casa. Carlos estaba vaciando el último frasco. Entré en la bañera. Recogí algo de zumo de tomate en un vaso y me lo eché por la cabeza. Me miré en un espejo; parecía Carrie en su fiesta del instituto.
Llevaba un rato en aquel baño untuoso cuando irrumpieron en el cuarto, doblándose por las carcajadas, Carlos, Laura y Gloria. Carlos se había traído del 7-Eleven una botella de mezcal y se habían tomado ya unos cuantos tragos. Soy pudoroso y no me hacía mucha gracia que me vieran con mis ejém… cosas medio sumergidas en tomate. “Fíjense. Parece un perrito caliente con cátsup”, dijo Laura señalando ya se imaginan qué.
-Órale, comadres –dijo compasivo Carlos, alargándome un platito con un vaso de mezcal, una rodaja de limón y un montoncito de sal con chile-. Dejemos a nuestro hediondo amigo –y dirigiéndose a mí-: quédate ahí un rato, para que el tomate entre en los poros.
Se fueron. Alguien puso música. Después de todo, no se estaba tan mal flotando en zumo, con un vasito de mezcal con gusano y oyendo Psyicho Killer de los Talking Heads.
GILDA (Chorradilla)
Sergio Banderilla tiene un bar de pinchos y montaditos y, además, es conocido en el barrio por su pasión por el cine clásico. Su local está lleno de carteles y fotos de Rita Hayworth.
Su especialidad –por supuesto- es el pincho Gilda, al que añade un toque especial. Cuando alguien pide en la barra una Gilda, Sergio se la sirve y acto seguido le propina al cliente un bofetón. Ocurrencia que en su bar es acogida con gran regocijo por la clientela.
¿RECUERDAN A PEPE LE PEW?
Sí, seguimos con mofetas. Pepe es un personaje de los Looney Tunes de la Warner. Un zorrillo francés que galantea a la gata Penélope pero su olor corporal no ayuda mucho. El actor Johnny Depp declaró que para interpretar su personaje Jack Sparrow de la serie de Piratas del Caribe, se inspiró en Pepe le Pew. Ahora este zorrillo vuelve a estar de actualidad pues se anuncia para este verano el estreno de su primer largometraje con la voz de Mike Myers (Austin Powers).
Anteriormente Pepe la Pew ya había ganado un óscar en la categoría de mejor corto de animación por Razones sentimentales For Scintemantal Reasons(1949)