Un autoestopista aparece de repente iluminado por el haz de luz de las largas de un coche. El conductor aprieta el freno de pie y detiene el coche a su lado. El autoestopista asoma la cabeza por la ventanilla y pregunta:
-¿Va usted a la ciudad?
-Sí –responde el conductor-. Suba.
Viajan en silencio, esto le gusta al conductor pues en sus tiempos jóvenes de autoestopista le irritaba que los automovilistas le atosigaran con preguntas tipo “¿Porqué vas allí?” “¿A qué te dedicas?…”
-Le agradezco mucho que me haya recogido. La gente desconfía de los autoestopistas por todas esas historias que cuentan…
-¿Qué clase de historias?
-Historias sobre gente que recogen y resultan ser maleantes, asesinos… - prosigue el autoestopista-. Mire, yo trabajo en el INI –Instituto Nacional de Estadística- y me paso el día examinando todo tipo de datos e informes. ¿Sabe cuál es la probabilidad de recoger un autoestopista homicida? ¡Una entre cien mil!
En ese momento se oye el sonido de un tren acercándose a ciento veinte kilómetros por hora. El ruido vibrante de los raíles se va haciendo más y más fuerte.
-Pues yo me sentía muy tranquilo cuando le he recogido –dice el conductor abriendo la guantera y sacando un enorme cuchillo-. Las probabilidades de que coincidan dos asesinos en serie en un mismo coche deben ser de una entre un millón.
El estruendo que produce el tren al pasar por el paso a nivel ahoga los gritos que proceden del coche.
EL PROFESOR SIBELIUS MUESTRA SU ÚLTIMO DESCUBRIMIENTO
MARIVÍLA RECETA: PASTA CON SALSA PESTO. Foto: Silvina.