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RELATO Y RECETA A LA GRIEGA

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La semana pasada estaba aguardando a que el semáforo se pusiera verde cuando me abordó un extraño sujeto que me transmitió un apocalíptico mensajé:
Su aspecto -escuálido, revuelta cabellera y barba blanca- me recordaban a alguien... ¡Claro, Caronte! El barquero que llevaba a los difuntos al otro lado de Estigia a cambio del pago de un óbolo, uno de mis personajes favoritos de la mitología griega, y entonces me puse con este relato:
BILLETE DE IDA A LA LAGUNA ESTIGIA
La luna traza trémulos reflejos en las negras aguas de la laguna. Caronte aguarda ante la enorme proa en forma de cuña. La barca cabecea bruscamente por el oleaje sacudiendo a los mareados pasajeros que se apretujan a bordo.  El anciano barquero  discute con un guerrero que lleva la armadura ensangrentada y el cuello traspasado por una lanza:
 -¡Qué no, Héctor! Por muy héroe de la Guerra de Troya que seas no te puedo dejar subir a la barca sin pagar un óbolo como todo el mundo.
-Los aqueos ataron mi cadáver al carro de Aquiles y me arrastraron –dice Héctor-. Supongo que fue entonces cuando perdí el monedero.
-Se siente. Ya dejé subir por la cara a Hércules y me costó un marrón de un año de cárcel. Que esto es una democracia ateniense con sus normas y no una satrapía donde todos hacen lo que les sale de los pseftokefedes.
-¡Oh, Héctor! Si en la barca de Caronte quieres viajar, un óbolo tendrás que apoquinar – recitan unas mujeres con largas túnicas negras.
-¡Hala, ya has oído al coro griego! –Caronte señala con la pala del remo hacia la playa- Tendrás que vagar durante cien años por las orillas de Estigia y luego te dejaré subir gratis a la barca. Son las reglas. ¡Aire!
-¡No hay derecho, nos tratan como ganado! –protesta Psique vomitando por la borda.
-¡Si no está contenta váyase nadando, señora! –Caronte repara en un nuevo pasajero, un hombre de aspecto solemne que viste un manto de hilo egipcio-. ¡Isósceles! No te esperaba tan pronto.
-Ahora que había diseñado un triángulo tan cuqui… -se lamenta Isósceles depositando un óbolo en la mano izquierda de Caronte.
 Héctor se aleja cabizbajo y cuando comprueba que nadie le observa se esconde entre la oscuridad de un escollo. Desde allí distingue a un hombre canoso vestido con jersey de cuello cisne y tejanos que se dirige a Caronte con aire desenvuelto:
-¡Hola, buen hombre! Soy Tikis Mikis Teodorakis, el compositor. Sí, amigo. ¡Zorba el griego! -ejecuta unos pasos de sirtakis-. ¿No le suena? –Caronte le mira con hosquedad y no parece reconocerlo-. Mire, esto ha sido muy repentino. Estaba en el estudio de grabación y… bueno – Teodorakis rebusca en sus bolsillos-, ahora no sé si llevo suelto.
Héctor decide aprovechar la distracción de Caronte. Salta al agua, se agarra a la cubierta y de un ágil salto se deja caer en la popa ocultándose detrás de la caña del timón.
Agazapado, Héctor oye vociferar a Caronte:
-¡Le repito que no, señor Teodorakis! ¡Que no acepto Visa ni ninguna tarjeta de crédito!!!

FIN
¿NOS HACEMOS UNAS PSEFTOKEFEDES?
Son las típicas albóndigas griegas. Me gusta hacerlas yo mismo mezclando en un bol la carne picada, el pan rallado, concentrado de tomate, orégano y nuez moscada; pero si hay prisa se pueden comprar en la carnicería listas para freír. Lo importante es acompañarlas con la salsa Tzatziki:
Enharinar y freír las albóndigas en aceite bien caliente hasta que se doren. Dejarlas reposar sobre papel de cocina para eliminar el exceso de grasa.
Para preparar la salsa Tzatziki: pelar un pepino grande y quitarle las semillas, cortarlo a trozos y mezclarlo en un bol con yogur, 1 diente de ajo, 1 puñado de hojas de menta y un chorrito de aceite de oliva. Triturar todo en el vaso de la batidora y servir las albóndigas acompañadas del Tzatziki.


UN VAMPIRO EN LA ESCALERA

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Hacia las ocho de la mañana la mayoría de vecinos de la calle Batavia 16 se están preparando para acudir a sus respectivos trabajos. Su rutina se ve bruscamente interrumpida al oír los desgarradores  gritos de Jiménez, el vecino soltero  que vive con su hermana también soltera en el Principal 2ª.
Jiménez, muy alterado, informa a los vecinos que se apretujan en el rellano que acaba de descubrir a su hermana muerta, aparentemente atacada por un vampiro. Martínez, presidente de la escalera, cree llegado el momento de encargarse de la situación y levanta las palmas solicitando silencio:
-Vamos a ver el cuerpo -Propone.
 La luz del vestíbulo les da ánimos para entrar aunque el temor les acecha en los rincones oscuros. Encuentran a la hermana de Jiménez en su cuarto. Su rostro azulado muestra una expresión tranquila y se ven dos marcas a la altura de la yugular.
Jiménez se sienta en una silla del salón, los vecinos forman un círculo solidario a su alrededor, cuando Jiménez habla de iniciar los trámites del entierro Martínez  junta las puntas de los dedos y dice a través de la jaula que forman sus manos:
-Amigos, no nos precipitemos. Las víctimas de los vampiros regresan de sus tumbas para entregarse al proselitismo con sus allegados y eso podría afectar a esta… nuestra comunidad.
-Hay que clavarle una estaca en el corazón –propone Fernández, la abogada del Segundo 1ª.
Martínez hace un rápido recuento.
-¿Somos la mitad más uno? Bien, votemos: partidarios de usar la estaca.
Aparece un bosque de manos alzadas. Charo, la portera, anuncia que en el cuarto de la limpieza hay un viejo taburete y que con una de sus patas y un cuchillo podría preparar una estaca. Dicho esto se dirige corriendo hacia las escaleras seguida de Hernández, la divorciada del Tercero 2ª, que iba a llevar a su hijo al colegio. “Es mejor mantener a los niños lejos de esas cosas” dice llevándose al pequeño.
Martínez recuerda a los presentes que es aconsejable en estos casos levantar  acta y que se necesitan dos testigos.
-Yo seré uno de ellos, claro. ¿Alguien se ofrece para ser el otro?
Se ofrecen varios vecinos. Martínez se decide por Hernández, la abogada.
 La portera se presenta con una afilada estaca que ofrece a Martínez. Tras un dubitativo silencio el presidente mira gravemente a Jiménez:
-Creo que estos lances es mejor dejarlos para la familia.
Jiménez agarra con manos temblorosas la estaca y apunta hacia el pecho de su hermana.
-El corazón está al otro lado –interviene  Gutiérrez, el médico del Primero 2ª.
-Es por tu bien, Anita –murmura Jiménez y clava la estaca con todas sus fuerzas. Se produce un sonido como el de una rueda de bicicleta al pincharse y la hermana de Jiménez se convierte en un torbellino de cenizas humeantes.
Martínez propone ir a su casa, al Tercero 1ª, mientras rodea con un brazo paternal los hombros de Jiménez.
-Un buen café nos sentará bien. Y una copita ¿eh, Jiménez? Venga, lo peor ha pasado. Está usted entre amigos.
En casa del presidente de la escalera se extiende el olor de café recién hecho, vahos de coñac y fraternal camaradería. Sin embargo Sara, la esposa de Martínez, no puede evitar un caustico comentario sobre el nuevo vecino del ático; ese huraño astroso que nunca saluda a nadie cuando se le encuentra en la escalera: “Parece un drogadicto y no me extrañaría que lo fuera”.
En el ático el nuevo vecino se despierta de un letárgico sueño. Un clavo mal remachado le ha lastimado un hombro. Antes de volver a dormir decide procurarse un nuevo ataúd esa misma noche.
FIN
Menos mal que me callé la "bromita". Esta semana vinieron a comer a casa mi agente de Ilustration Stock con su mujer y su suegra, ellas son de Indiana y en la América rural es costumbre que cuando van como invitados a comer el anfitrión bendiga la mesa. Bueno, improvisé una plegaria: Lord, Thanks for this meal and bless this table... y luego les serví un plato exótico para los estómagos estadounidenses, conejo con caracoles.

LA OTRA CHICA DEL ASCENSOR (Verídico)

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Entro en el bar de Agus. Allí me siento tan bien como una llave en una cerradura. Fuera el espacio es brillante y frío. Cuando se me acostumbran los ojos a la oscuridad veo a Agus detrás de la barra alzarse imponente, como un nubarrón con camiseta negra.
-¿Un pastis, Miquel?
-Mejor una cerveza, hoy no tengo fino el estómago. Eh, Agus, haces mala cara…
-No he pegado ojo en toda la noche –Agus me acerca una botella y aplasta con un certero golpe de trapo una cucaracha que se pasea por la barra. Si matar cucarachas con un trapo fuese deporte olímpico Agus tendría un montón de medallas de oro-. Por culpa de Rafa El esquizo. ¿Te acuerdas de él? Está como una cabra pero es inofensivo.
 -¿ El que se colgaba ajos en la cama? –Agus asiente. Recuerdo los ojos tan juntos de Rafa. Uno sentía ganas de estirar el brazo y separarlos un poco. Una tarde se sentó un largo rato en un taburete del bar con un tiesto entre sus manos y la mirada perdida. Le dibujé este apunte titulado: “El tío raro de la planta”.
-Y todo porque ayer se me ocurrió contarle un chiste a ese majara –Agus se rasca un lunar de la cara, un lunar muy relajado, sin consciencia de sí mismo-. Este: van dos chicas, una rubia y una morena,  en un ascensor con un tío muy feo y hortera. El feo se dirige a la rubia: “Nena, ¿Cuántos años me echas?” Y la rubia le dice: “Cadena perpetua”.
-Los he oído mejores.
-Rafa estuvo media hora tronchándose –sigue Agus-, con esa risa suya que suena como tijeras cortando linóleo-. Bueno, Rafa acaba su cerveza y se larga casi a la hora de cerrar. Yo me voy para casa, ceno y me voy directo a la cama. A las tres y media de la madrugada pego un bote cuando suena el móvil de la mesilla.
 -¿Rafa?
-Pues sí. Medio sonámbulo oigo su voz: “Oye, ¿y porque había dos chicas en aquel ascensor?”. Le suelto un rugido: “¿Cómooo?!!!” “Sí, en el chiste. Sólo hablan el feo y la rubia, pero hay otra chica con ellos, la morena,  que no dice nada. ¿Por qué está en el ascensor entonces? ”
“- Intento serenarme: “Pues no sé… así fue como me lo contaron” –pero Rafa insiste: “Vale, pero…  ¿porque tres personas en el ascensor si hay una que no pinta nada en el chiste? Necesito saberlo. Mira, Agus, no paro de darle vueltas. Llevo toda la noche sin dormir.” Y aquí yo exploté:
“-¡Y desde ahora yo tampoco por tu culpa, mamonazo! Pues debe ser para darle mayor intensidad dramática al chiste, una licencia argumental… qué sé yo ¿Te basta con eso? ¡Y si no que te den!!! -y cuelgo hecho una furia.”
-Parece que Rafa anda algo confuso… debe ser los efluvios de los ajos –me quedo mirando otra cucaracha grande, hostil, que camina por la barra con arrogancia de insecto. Agus la pulveriza -¡Zas!- de un rápido golpe con el trapo.
-Oye, Agus, no quiero parecer tiquismiquis pero te agradecería que no hicieras eso con el trapo de enjuagar vasos.
-Tomo nota, Miquel –dice Agus con un bostezo-. ¿Otra cerveza? –Abre otra botella y me la acerca-. ¿Quieres vaso?
-No, gracias, beberé de la botella.
Suena Piece of my Hearth y los berridos de Janis Joplin se derraman por el bar.
MI ÚLTIMA PORTADA
"-Yo estaba en una isla del Pacífico, no recuerdo cual, estaba llena de japoneses.
-¡Ah, estaba usted de vacaciones!"
 Vaya sorpresa, ilustrar una novela corta de Jonathan Demme, el director y guionista de El silencio de los corderos.
Año 2041. Los Estados Unidos se disponen a conmemorar el 100º aniversario de Pearl Harbour. Joe, de 118 años, el único superviviente del ataque japonés y el invitado de honor, pero cuando el médico de la residencia donde está ingresado se lo prohibe decide coger una mochila y fugarse. Durante su ruta de 4000 Km. conoce todo tipo de gente estrafalaria. Muy en la línea de Una historia verdadera, de Lynch.


BOLAS CHINAS (RELATO)

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La rutina se ha instalado en la casa de Andrea y Andrés. Cuando el marido llega a casa alrededor de las nueve cenan, se acomodan en el sillón frente al televisor y Andrés –que siempre maneja el mando a distancia como un cetro patriarcal- se queda dormido al empezar las noticias. Todas las noches lo mismo. Viven en una tranquilidad leve, amistosa, pero sin chispa.
 Andrea, más abierta de mente que el soso de Andrés, decide una tarde curiosear en uno de esos modernos Sex Shops que han aparcado su antigua sordidez. Es un local luminoso donde no es raro ver parejas y mujeres solas. Andrés no aprueba los juguetes sexuales.
Andrea compra unas bolas chinas con mando a distancia, cargador y diez programas de vibración. Al salir a la calle siente de inmediato una creciente excitación.
De vuelta en casa coloca el mando en el cargador y revisa las instrucciones: –“Recarga en 2 horas. Tiempo de uso 30 minutos. 10 programas de vibración…” –y sonríe al pensar en una travesura: después de la cena se introducirá las bolas, se sentará en el sofá con su marido y las activará cuando se quede dormido. Así la situación tendrá más morbo.
En el exterior, la luz se desvanece. Andrea prepara una cena rápida, sopa de sobre y ensaladilla rusa. Andrés llega y empiezan a cenar. Mientras él recoge los platos, Andrea se encierra en el lavabo, se baja los tejanos, luego las bragas y se introduce las bolas. Cuando regresa al comedor Andrés ya se ha sentado en su lado del sillón y Andrea la izquierda,  junto al cojín donde ha escondido el vibrador.
 Andrés apunta con el mando hacia la tele y pulsa el botón, no responde, pero Andrea nota una repentina vibración en la vagina. Está claro que ha confundido los mandos. Su marido está concentrado en la pantalla inanimada “Creo que se han gastado las pilas”, y no advierte que Andrea ha pulsado el otro mando. El televisor se enciende en mitad de una serie de forenses californianos. Andrea se apoltrona en su rincón del sofá sintiéndose cada vez más húmeda. La electricidad fluye de abajo a arriba cerrando el circuito y pasando a una trepidante carrera hacia el orgasmo.
Empiezan las noticias. Andrea ahoga un gemido. Las bolas son sensibles a la música y vibran con más fuerza al sonar la estridente sintonía del telediario. La televisión le parece un pequeño punto luminoso mientras observa con el rabillo del ojo a Andrés que cabecea soñoliento. Andrea siente un preámbulo de orgasmo cuando aparece en la pantalla Rajoy con su consejo de ministros.
Por fin, Andrés reclina la cabeza y cierra los ojos. Aún sostiene el mando y al distender el cuerpo oprime el pulgar sobre un botón accionando las bolas a la máxima potencia.  Andrea gime y jadea hasta que sus poros explotan, se estremece, y libera el orgasmo con un furioso grito de éxtasis.

Andrés se despierta bruscamente y mira perplejo a su esposa. El sonoro estallido orgásmico de Andrea ha coincidido con la noticia de un pavoroso incendio en el zoo de Budapest. Tres hipopótamos murieron cocidos en el agua de sus tanques.
Me parece que estos dos disneyanos ratoncitos están jugando con las bolas chinas. ¿O es un producto de mi enfermiza mente?
SINDROME CLEVELAND
En mi entrada Extraños sindromes televisivos:
miquel-zueras.blogspot.com/2014/01/extranos-sindromes-y-desapariciones.html
 Hablé de extrañas idas y venidas de algunos personajes en las series. Ahora hay que añadir el Síndrome de Cleveland, o cuando un personaje vuelve con el rabo entre piernas a la serie original al no haber tenido éxito con su Spin-Off.
Sucedió en el último episodio de la 12º temporada de Padre de família emitido en España la semana pasada. Tras la cancelación The Cleveland Show, Cleveland y su família regresan a la ciudad de Quahog donde han de soportar las crueles bromas de Peter Griffin y sus amigos: "¿A quién se le ocurrió la idea de que un oso que habla con acento ruso es divertido?" O: "El logo de la serie parecía un pene morado."

Bueno, y ya que se ha hablado de ensaladilla rusa así es como la preparo:
 ENSALADILLA RUSA
Pelar y cortar a dados 2 patatas grandes, poner los trozos en un cazo de agua salada y fría (para que las patatas queden bien cocidas y los huevos no se rompan) y poner el agua a hervir.
Añadir guisantes (recomiendo los que van en tarro de vidrio) 2 zanahorias cortadas a taquitos y 1 pimiento verde sin semillas y cortado pequeño. 
Dejar cocer 20 minutos. Poner los huevos bajo el chorro de agua fría para pelarlos.
En un bol, juntar las patatas y las verduras, desmenuzar los huevos duros, escurrir el aceite de una lata de atún y mezclar todo bien con la mayonesa.
Queda muy bien servirla decorada con aceitunas rellenas de pimiento y bastoncitos de pan.



UN POST PARA LOS QUE TIENEN PRISA

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Sí, porque aquí todo es muy rápido y breve:
ALÉJATE DE LA DUCHA (Microrrelato inquietante)
Los alaridos flotaban en el interior del pequeño dúplex donde vivía y cesaban tan pronto como tocaba el pomo de la puerta del cuarto de baño. Cuando la abría veía que la cortina de la ducha estaba corrida. Desde que había visto “El resplandor” lo que más miedo le daba era correr la cortina de la ducha, temía que surgiera una horrible criatura, escamosa y putrefacta.
Pero la bañera siempre estaba vacía; sólo había una gran mancha de sangre que se deslizaba hacia el desagüe como si fuera una masa viva.
“No pasa nada –se dijo-, todo va bien.”
CUANDO ESTOY SOLO EN CASA
Otro micro, en formato cómic y también algo inquietante.
SOY INVISIBLE
El científico loco se ha inoculado la fórmula para volverse invisible y se sitúa ante el espejo para contemplar la metamorfosis. Su cuerpo se difumina y por un momento  sus ojos negros parecen dos pupilas en el espacio antes de desaparecer. Exclama con una risa satisfecha:
-¡Ahora conquistaré el mundo!
Sale dispuesto a conquistar el mundo, pero entre el laboratorio y el vestíbulo hay una escalera. Da un mal paso y cae hacia delante dándose un terrible golpe en la cabeza. Grita:
-¡Maldito escalón!
Es realmente difícil bajar una escalera si uno no puede verse los pies.
Y PARA LOS QUE TIENE ALGO DE TIEMPO...
Una receta, el Vitel-toné, que me trae recuerdos de las Navidades que pasé en Buenos Aires.
 Es un plato buenísimo y muy fácil que se prepara con redondo de ternera (Peceto, lo llaman allá) que pondremos en una cazuela con cebolla, apio y zanahorias y lo dejamos cocer 1 hora en agua y un poco de vino blanco. 
Dejar enfriar la carne. No usaremos sal, las anchoas ya le dan un toque fuerte.
Cocer 4 huevos. En un cuenco para batidora poner 1 lata de atún escurrido, 4 filetes de anchoa, 1 bote pequeño de mayonesa, 2 cucharadas soperas de mostaza, 1 puñado de alcaparras y las yemas de los huevos duros (las claras las picamos y reservamos). Añadir un poco del caldo en que se ha cocido la carne y batir.
Filetear la carne y colocar por encima esta salsa. Adornar con aceitunas cortadas en rodajas, alcaparras y la clara de huevo.
Es un plato que se come frío, y es mejor prepararlo el día antes para que la carne se impregne del sabor de la salsa. 




NOCHE DE BODAS EN LA MANSIÓN FRANKENSTEIN

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 Por fin llegó el día en que iba a conocer a Elsa, la compañera que el Dr. Frankenstein había creado para mí. El doctor me esperaba en el salón, me obsequió con un puro y apareció Elsa del brazo del profesor Pretorius. Estaba preciosa con aquel vestido- mortaja blanco diseñado por el propio Pretorius. El profesor tenía los ojos húmedos. “Siempre lloro en las bodas” –se disculpó.
Nos hicieron esta foto. Elsa pone una cara como de susto. Quizás eran los zapatos pues no paraba de quejarse de que le hacían daño. Poco después ocurrió un feo incidente, como un mal augurio de lo que más tarde me esperaba. Iban a dar las doce cuando entró Igor con una enorme tarta. Al sonar la primera campanada el zopenco del jorobado se asustó y dejó caer el pastel que se espachurró sobre el suelo. El doctor la emprendió a latigazos con Igor gritándole: “Torpón”, “Manos de trapo” hasta que le rogué que se detuviera para no ensombrecer un día tan señalado.
 Brindamos y nos condujeron a un cuartito donde Elsa y yo estaríamos solos. Habían tenido el detalle de retirar las telarañas y colocar una cubitera con una botella de champagne. Prometía ser una velada inolvidable pero mi decepción fue mayúscula al descubrir que Elsa… no era virgen.
A la mañana siguiente el Dr. Frankenstein se sorprendió al verme sentado solo en la mesa de la cocina frente un café y a una hora tan temprana. Le referí lo ocurrido la pasada noche omitiendo detalles escabrosos. El doctor me escuchaba con una sonrisa comprensiva, casi paternal, mientras removía su café. 
Aproveché su aparente buen humor para preguntarle si en un plazo de tiempo razonable podría fabricarme otra compañera. El Dr. Frankenstein soltó un bufido:

-¿Pero tú te crees que los cadáveres recientes se encuentran en la tienda de la esquina?
Es sabido que el origen de Frankenstein se gestó en la famosa reunión de 1816 en la Villa Diodati. Los presentes -Lord Byron, Polidori, Percy y Mary Shelley- mataron el aburrimiento de un año sin verano escribiendo relatos de terror. ¿Pero qué hubiera pasado si...?
Un dato curioso: James Whale, director de Frankenstein (1931) con Boris Karloff, ex combatiente de la Primera Guerra Mundial y un magnífico pintor, se inspiró en el casco alemán para el diseño de la criatura. Concretamente en los remaches metálicos a los lados que Whale convirtió en electrodos para recibir las descargas eléctricas que darían vida al monstruo.

EL INCREIBLE CASO DE ULITHI

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Gracias a mi insomnio crónico puedo ver programas interesantes que emiten a las tantas de la noche. En el canal 2 pasaron un magnífico reportaje sobre el humor según diferentes culturas. Entre otros temas hablaron del gusto francés por la escatología y en una entrevista Woody Allen expuso su visión del llamado humor judío.
Pero lo que me dejó asombrado es lo que contaron sobre Ulhiti, una isla de la Micronesia: no conocen el sarcasmo. No es que sean más o menos inteligentes, no, simplemente no lo pillan.
Entrevistaron a un cocinero francés, encargado del restaurante de un hotel de la isla. Contaba que un día, probando el guiso de uno de sus ayudantes nativos, notó que estaba excesivamente salado y le dijo: “Oye, ¿porqué no echas aquí otro paquete de sal”. El ayudante se quedó pasmado y le dijo: “¿Tanta, por qué?”.
A LA CAMA NO TE IRÁS...

Si tienen pensado hacer turismo por Ulithi cuidado con decir según que cosas, no sean sarcásticos, puede que se lo tomen demasiado al pie de la letra.
...SIN SABER UNA COSA MÁS
¿Se han preguntado cómo se hacen los agujeros del queso gruyere? El simpático ratón Mickey nos lo aclara.
Bueno, como me está quedando una entrada muy didáctica voy con un consejo que puede ser útil:
POR QUERER IMITAR A LOWRY
Terminé de leer Bajo el volcán pasando una semana en Palenque (México) Era la temporada húmeda y los mosquitos me acribillaban sin piedad. Decidí tomar una cena bien regada de mezcal, al estilo de Lowry.
De madrugada, desperté en la cama de mi hotel con la sensación de que mi estómago no podía retener aquella carga de tacos, chilaquiles y mezcal. Me giré bruscamente notando la arcada y expulsé la cena enterita.
MORALEJA: nunca vomiten en una cama con mosquitera. No vean cómo quedo la cama por no hablar de la mosquitera. Qué asco, por Dios...
PORTADA NOMINADA
Mi portada para este clásico de Stevenson ha sido nominada para un premio de ilustración, el Dave Grey en Londres. ¡A ver si hay suerte! y aprovecho para desear feliz Semana Santa.

BORGO CUMPLE OCHO AÑOS

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Quién me lo iba a decir... Ha llovido desde el día que decidí dejar de dar la brasa a mis por entonces compañeros de piso y buscar un rincón donde contar mis historias y publicar algunos dibujos; pensé que sería un capricho de cuatro días...

Muchas gracias, de corazón, por haber dado vida al blog con vuestros comentarios, opiniones, simplemente pasando por aquí... y muy especialmente por tantas experiencias que me habéis dejado compartir. Gracias a todas y todos.
Me voy a poner nostálgico; ésta es la primera entrada que publiqué, el 18 de abril del 2009:
SOLDATEN OHNER
 Cuando era niño y los periódicos en verano acusaban la falta de noticias recuerdo que solía aparecer el hallazgo de un soldado japonés perdido en una remota isla del Pacífico ignorante de que la guerra había terminado en el 45. Mira por donde me he sentido transportado a mi infancia cuando leí el verano pasado que en el pueblo de Ogden Drift, Arizona, el sheriff local encontró cerca de una reserva navajo, en una cabaña de difícil acceso, al ex soldado alemán Reinhard Öhner que allí vivía desde que se fugó de un cercano campo de prisioneros en 1943.
¿Y qué pintaba en Arizona el soldado Öhner? Todo se debe a una ley de la Convención de Ginebra bastante marciana: todo soldado prisionero ha de ser llevado a un lugar lo más parecido posible al entorno en que fue capturado. Öhner se rindió a los americanos en el desierto de Libia en el 42, así que pensaron que el paisaje de Arizona sería lo más adecuado.
Al leer esta noticia se deduce que Öhner –que durante estos años solo tuvo visitas de los navajos y de algún excursionista al que vendía artesanía india- no era muy conversador o le traía al fresco la historia reciente pues ¡no sabía que la Segunda Guerra Mundial había terminado! O, al menos, eso decía el periódico.
Me gusta imaginármelo así: como un despistado Mr. Magoo.
CHUPANDO CÁMARA (Mi primer relato. 7 de mayo, 2009)
En el otoño de 1934 Bela Lugosi ya tenía claro que rechazar el papel de monstruo de Frankenstein había sido el mayor error de su vida, por eso cuando leyó en Variety que se había iniciado el rodaje de La novia de Frankenstein su rostro se iluminó repentinamente.
-Miért ne? (¿Porque no?) -Se dijo en húngaro. -
Agitó su capa negra para quitarle el polvo, la tela fría y pesada quedó suspendida sobre los hombros de Lugosi. Se contempló satisfecho en el espejo aunque el olor a moho y humedad procedente de la tela invadía sus fosas nasales. Sus dedos rozaron su cuello en una caricia mientras ceñía la capa alrededor de su garganta.
En el set número cinco Karloff, de espaldas al equipo de rodaje, sonreía tímidamente a pesar de la dentadura postiza que acentuaba sus pómulos y le daba una apariencia cadavérica.
-¡Luces! ¡Cámara! ¡Rodando!!! –ordenó James Whale.
 Lentamente –con treinta kilos de andamiaje no podía ser de otra manera- Karloff giró hacia su derecha enfrentándose a la cámara. Su rostro quedó bañado por la potente luz blanca de los focos mitigada por la cera derretida que Karloff llevaba en los párpados. Tambaleándose empezó a descender penosamente la escalera sobre sus zapatos con alzas.
Desde su silla de director Whale alzó incrédulo la mirada. Bela Lugosi había aparecido desde un rincón en penumbra del decorado y se acercaba a Karloff entrando en el ángulo izquierdo de la cámara. El negro esplendor de su capa aún relucía más bajo los focos. Lugosi se felicitaba por su idea: “Cuando me vean no dudarán en incluir a Drácula en el guión. Será una gran pelíc…”
-¡Corten! –Whale, impávido, se dirigió a Lugosi en tono severo pero a la vez cortés-: Señor Lugosi, ya le dije a su agente que desgraciadamente no tenemos ningún papel para usted. Sea bueno, no me obligue a llamar a seguridad.
-Está bien, ya me voy.
Lugosi lo dijo con aparente calma pero se fue arrastrando los pies. Visto de espaldas parecía un murciélago cabizbajo.
Colin Clive, que se disponía a entrar en escena, aprovechó la pausa para beber de su termo ante la mirada reprobatoria de Elsa Lanchester que sabía que era coñac y no café lo que había en ese termo.
FIN
Y MI PRIMERA RECETA EN EL BLOG: GOULASH HÚNGARO (No podía ser otra)
 Sofreír en una cazuela carne de ternera cortada en dados. Cuando empiece a dorarse pasarla a un plato y sazonar con sal, pimienta y paprika (pimentón rojo picante) 
En el mismo aceite sofreír la cebolla picada, un pimiento rojo grande cortado en tiras y una guindilla a la que antes quitaremos las semillas para que no se suelten durante la cocción. 
Cuando el sofrito esté listo añadir crema de leche, remover bien y triturarlo todo en la batidora. Quedará una salsa espesa de un atractivo color rojizo. Volver a poner la carne en la cazuela, echar la salsa por encima y cocer todo con el fuego al mínimo unos 30 minutos. 
En Hungría lo tradicional es acompañar el goulash con tallarines.


LA PETICIÓN (Relato) Y UNA CANCIÓN SUICIDA

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 Una elegante pareja cenaban en un lujoso y concurrido restaurante. El hombre levantó su copa y le guiñó un ojo al maître; era la señal convenida.
El maître abrió la puerta que separaba el vestíbulo del comedor y entró  primero un violinista zíngaro que tocó unas notas de Gloomy Sunday. Le seguía una banda de mariachis acompañando a  un hombre que cantaba True Love con la voz de un niño de coro al que hubieran castrado demasiado tarde.
Tres chicas con escuetos atuendos de ciclistas aparecieron enseguida junto con un enano montado en un monociclo haciendo contorsiones. Un hombre gordo con frac de lentejuelas mantenía ocho platos de hojalata girando en los extremos de unas varas flexibles. Una bailarina negra hizo juegos malabares con teas encendidas. Cuatro saltimbanquis actuaron con un trampolín y un balancín. Tres chicas asiáticas vestidas con ceñidos maillots ocultaban y desvelaban sus cuerpos entre una ola de banderitas de colores ondulantes. Por último, un camarero acercó un rodante carrito de postres sobre el que ejecutaba su número un mundialmente famoso equilibrista del Himalaya.
 Un silencio expectante llenaba el local cuando el hombre se levantó de su silla, hincó una rodilla en el suelo y abrió un estuche con un enorme brillante ante los ojos de ella. Le preguntó:
-¿Quieres casarte conmigo?
Con un mohín petrificado en la cara, la mujer se puso en pie y dijo:
-No.
Dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta ofreciendo la visión del escote de su espalda con el espectro blanco de la tira del bikini.
Una niebla pesada pareció recorrer las mesas. Todos los comensales se sintieron repentinamente confusos, y disimularon su turbación volviendo a sus platos. Pronto el ruido de cubiertos sobre porcelana rompió el incómodo silencio. Los artistas fueron saliendo. El hombre volvió a hacer una seña al maître:
-Tráigame la cuenta, por favor. Hoy no tomaré postre.

FIN
LA CANCIÓN DE LOS SUICIDAS
(Ilustración de Anna Sanz) Antes he mencionado el tema Gloomy Sunday (Domingo melancólico) y tiene una curiosa historia: Gloomy Sunday, conocida popularmente como “La canción húngara del suicidio,” es posiblemente la primera leyenda urbana de la historia.
  Fue compuesta en 1933 por Rezso Seress y pasó bastante desapercibida hasta que en 1936 las autoridades húngaras decidieron prohibirla al ser relacionada con no menos de 17 muertes voluntarias. Se basaron en que habían encontrado referencias a la canción en las notas de los suicidas; algunos tenían además el disco de Gloomy Sunday puesto en el gramófono en el lugar de los hechos. Esto proporcionó una gran publicidad a la canción que se vendió con gran éxito en Estados Unidos con el sobrenombre de “The Hungarian Suicide Song”. Hay varias versiones pero sin duda la mejor es la de Billie Holiday que pueden escuchar aquí y podrán corroborar que es una bonita canción aunque bastante melancólica, eso sí. Por cierto que años más tarde, afligido por no poder componer una canción con un éxito similar, el autor Rezso Seress decidió poner fin a su vida saltando por la ventana. A eso yo le llamo ser consecuente.
...Y ALGUIEN TENÍA QUE DECIRLO
Me pone de los nervios esa gente que va a comprar el pan en Segway, ¿se puede ser más fantasmón?

1994, EL REGRESO DE LOS MONSTRUOS

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eL Drácula de Bram Stoker (1992) dirigido por Coppola había dejado una sombra alrgada. No era extraño que los estudios volvieran a tantear a los monstruos clásicos -Frankenstein, vampiros y hombres lobo- lo curioso es que todos los estrenos coincidieron en el mismo año: 1994.
LOBO (1994) Jack Nicholson, Michelle Pfeiffer y Christopher Plummer

 Una película atípica en la carrera del director Mike Nichols (¿Quién teme a Virginia Wolf? El graduado…) tanto, que desconcertó a los fans del terror.
Nicholson es un importante ejecutivo editorial en horas bajas que una noche es mordido por un lobo. Su bestialidad aflorará y volverá a luchar por su trabajo y hasta conquistará a la hija (Pfeiffer) de su despiadado jefe (Plummer) Pero el problema de Lobo es que quiere tocar demasiadas teclas aburriendo al espectador con la relación amorosa entre los protagonistas y las luchas por el poder en la editorial causando un efecto de dispersión que se recupera un poco con la espectacular lucha final entre Nicholson y el recién convertido en licántropo James Spader, su rival en la empresa.
Lo más destacable es el maquillaje que Rick Baker (Un hombre americano en Londres, 1980) realizó para Nicholson que recuerda al de Henry Hull en El lobo humano (1933) y la aparición de Pfeiffer como mujer loba.
FRANKENSTEIN DE MARY SHELLEY (1994) Robert De Niro, Kenneth Branagh y Helena Bonham Carter.

Branagh dirigió la que pretendía ser la más fiel adaptación de la obra de Mary Shelley (creo que es la única película en la que aparece la persecución de la criatura por el ártico) después de que Coppola renunciara a rodar su díptico Drácula-Frankenstein.
La película se convirtió en un juguete caro en manos del poco indicado Branagh.  Su sobreactuación se hace insoportable y parece más un atormentado Hamlet que un fanático Victor Frankenstein.  De Niro, en cambio,  logra uno de sus mejores papeles con su caracterización del monstruo y es precisamente el inicio en el polo norte la parte que más me gustó del film y la que mejor refleja la belleza y el horror de la obra poética de Shelley.
ENTREVISTA CON EL VAMPIRO (1994) Tom Cruise, Brad Pitt, Antonio Banderas y Kirsten Dunst.

  De Neil Jordan, director y guionista de una joya del cine fantástico: En compañía de lobos  (1984) Entrevista… fue la más exitosa de la trilogía del 94,  y eso que los fans de la novela de Anne Rice la recibieron de uñas pues se había anunciado que Daniel Day Lewis sería el protagonista y no veían claro a Cruise en el papel de Lestat. La verdad es que Cruise logra una buena interpretación secundado por  Christian Slater y Stephen Rea. Es una pena que la película no incluyera la parte del libro en la que Lestat y Claudia viajan a Europa para conocer al vampiro del Viejo Mundo.
En el 2002 se estrenó la secuela La reina de los condenados, con Stuart Townsend como Lestat  y de una calidad muy inferior. La revista Fotogramas anunció el pasado verano que se prepara un remake de Entrevista con el vampiro protagonizado por Jared Leto; es extraño que hayan preferido un remake antes que adaptar cualquiera de las otras siete novelas de la saga que escribió Rice con el vampiro Lestat de Lioncourt.
SOL Y SOMBRA
Participo en el corto Sol y sombra que se está rodando en un club taurino. Alucino oyendo hablar la jerga de los aficionados. ¡Parece que hablen en klingon!
Desde que cerraron la plaza de toros de Barcelona ya no se encuentra carne de toro en el mercado pero se puede preparar un buen rabo de ternera al vino tinto. AVISO: es un plato que no conoce la prisa.
RABO DE TERNERA AL VINO TINTO. Dedicado a mi amigo el escritor Juan Miñana que me proporcionó la receta:
Enharinar los pedazos de ternera y sofreírlos. Retirar y en el mismo aceite saltear los puerros, cebollas y zanahorias cortados pequeños, añadir los trozos de rabo y cubrir con un litro de vino. Añadir una hoja de laurel, tapar la cazuela y, hala, a cocer a fuego lento un par de horas. Buen provecho. 
Ahora que lo pienso es la primera vez que añado una foto de mis platos. No tiene un aspecto bonito pero está muy bueno.
Ah, y este fin de semana me dio la loca idea de retomar los pinceles. Le puse de nombre El beso del contorsionista. Si alguien está interesado en un cuadro naif para colgar en su casa...




VERSIÓN PARA NÑOS, VERSIÓN PARA ADULTOS

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Cuando en el colegio de mi hijo estudiaron la cultura precolombina Dani me pidió que le contara mi viaje a las ruinas mayas de Palenque para escribir una redacción que luego leería ante su clase. No se lo conté todo; me reservé una parte poco apropiada para recitar en una clase de primaria.
VERSIÓN PARA NIÑOS
 Cuando vivía en México DF conocí a Germán, un simpático periodista de Villahermosa, cerca de Palenque. Me invitó a visitar la ciudad maya alojádo en el hotel que llevaba su cuñado. Germán era achaparrado y recio, piel color té negro con leche, parecía una estatua olmeca por lo que casi formaba parte del ambiente de aquellas ruinas –aquí me extendí con las descripciones de las piedras, los mosquitos y aquel calor pegajoso, masticable-.Luego nos fuimos a un museo de los indios Tzotiles.  Puntas de flecha, ídolos, un puma disecado… pero lo que llamó mi atención fue un curioso calzado con tiras de cuero y suela cuadrada.
-Con esas suelas si una tribu enemiga descubría sus huellas no sabían si iban o venían –me informó Germán. 
-Ingeniosos, esos Tzotiles.
Cenamos en una taberna: ceviche de pez volador con cilantro, lima y ensalada de aguacates.
VERSIÓN PARA ADULTOS
 Tomamos tequila añejo y enseguida empecé a sentirme mal. No era la bebida, tenía fiebre, quizá por los mosquitos o el agua que había bebido de una fuente pública.  Germán me llevó al hotel en su coche. La cabeza me ardía mientras luciérnagas, saltamontes y bichos de todas clases se estrellaban en el parabrisas. Al entrar en mi habitación me acurruqué temblando en la cama. “Mañana vengo a verte, güey”, me dijo Germán.
Me despertó la potente luz del sol que se filtraba por la persiana de listas de madera. Toda la habitación parecía un código de barras. El cuerpo me dolía como si acabara de recibir una paliza.
Golpearon la puerta “¡La mucama! (la mujer de la limpieza) ¿puedo entrar?”. Sin esperar respuesta entró una joven morena con escoba y recogedor vestida con un batín rosa. Era bastante bonita pero a su figura rotunda no le favorecía ese uniforme rosa; parecía una gran peladilla andante. Se acercó a mi cama mientras se desabrochaba los dos primeros botones del batín.
 -Por doscientos pesos limpio la habitación en pantaletas(bragas) –me susurró-, y mientras me miras puedes…
-No, no puedo – la interrumpí con un hilo de voz-. No tengo el cuerpo para alegrías.
La chica hizo un mohín, se abrochó el uniforme, se puso a barrer y se fue.
Poco después apareció Germán. “¿Qué onda, güey? Esto te sentará padre” –dijo mostrando una cajita de antibióticos y un botellín de agua. Tomé dos comprimidos y me pareció oír su voz muy lejana mientras me ponía un paño húmedo sobre la frente: “Te irá bien dormir”.
De pronto todo se volvió negro y blanco, una película después de los créditos girando en remolinos.
Me desperté un par de horas más tarde sintiéndome mucho mejor. Germán me sonrió desde el sillón donde estaba sentado leyendo una revista.

-¡Delirabas, compadre! No entendí mucho porque hablabas en catalán, pero me pareció que decías algo sobre una peladilla.
EL SUEÑO DE LA PATATA
También recuerdo un extraño sueño en el que me sentía cohibido por pedir patatas fritas a un camarero-patata. Por suerte, era muy comprensivo.
RECETA: HUEVOS RANCHEROS
Huevos al plato al estilo mexicano. En una sartén con muy poco aceite calentar frijoles negros (Recomiendo los de la marca Goya) y añadir un bote de salsa mexicana Old El Paso.
Distribuir la salsa en cazuelitas de barro o metálicas y disponer por encima rodajas de jalapeños -los de La Costeña son muy buenos-. Cascar un huevo sobre cada cazuelita e introducirlas en el horno con el gratinador encendido. Basta con un par de minutos para que el huevo quede cuajado. Así me quedaron cuando los preparé ayer:
Los pueden saborear con esta canción de fondo: El gavilán pollero

POR TU FOTO DE PERFIL SE SABE COMO ERES

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FUNDIDO CON EL PAISAJE
Reservado, tímido. Ahora no estás muy abierto a conocer gente y mimetizarte con la belleza exterior disimula tus defectos.
DE ESPALDAS
Típico de gente que ha pasado una mala racha.
FOTOS ARTÍSTICAS, RETOCADAS O EN BLANCO Y NEGRO
Te sientes artista y sensible. Te importa mucho la opinión de los demás aunque intentas demostrar que no la necesitas.
FOTO EN PAREJA
Típico de las primeras semanas de relación. Muestran una imagen de personas comprometidas, maduras y que ya sientan la cabeza.
REFLEJADO EN EL ESPEJO
Intentas que los demás te vean como tú te ves a ti mismo. Puede que acabes de salir de una etapa difícil y quieras dar una imagen de naturalidad.
FOTO DE CUANDO ERAS NIÑO
Nostálgico, añoras otros tiempos... no sueles cambiar y no te importan mucho las modas.
FOTO DE TU MASCOTA
Quieres mostrar que eres una persona sensible y tierna.
TU CARICATURA
Te lo sueles tomar todo a broma. No te importa demasiado tu auténtica imagen. No es mi caso pero es muy habitual en los perfiles de dibujantes.
FOTOS DE VIAJES
Para dar una imagen aventurera, exótica e inquieta. Conviene no abusar o algunos pensarán que intentas despertar envídia.
TEXTOS O FRASES
Tus valores son más importantes que tu imagen pero puedes llegar a cansar al personal con tanta palabrería. Paulo Coehlo es el número uno de estas frasecitas.
Siempre hay un momento para un microrrelato ¿verdad?
DESHAZTE
Como todos los miércoles fui a comer a casa de mi madre. Me dijo:
-Pareces triste, hija. ¿Te ocurre algo?
Le conté que ayer había terminado con mi pareja y me aconsejó: "Deshazte de todo lo que te recuerde a él".
Lo mismo me dijo cuando murió mi primer gato.
Pero no me parece un mal consejo.
Con una sierra eléctrica he troceado el cadáver, luego he sumergido las piezas en una bañera de acero con ácido sulfúrico.
Ya casi se ha deshecho del todo.
FIN


RESCATE EN LA GALAXIA HUEVO FRITO

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Después de una maratoniana sesión de siete horas de DVD de Star Trek es lógico -como diría Spock- que empiece a sentir algo de hambre. Me preparo un par de huevos fritos acompañados de pimientos de Padrón –unos pican, otros non- lo más parecido a una ruleta rusa gastronómica. Me viene una importante secreción de saliva cuando estoy a punto de mojar el pan en el huevo frito de la derecha.
 Aprieto suavemente la dorada yema con el trozo de pan y ¡Paf! El líquido se esparce por el plato tiñendo el fondo de naranja galáctico bordeando la isla de pimientos. Suena el teléfono. Me imagino que el timbre es una alarma y que el trozo de pan es la nave Enterprise en misión de salvamento para rescatar a los pimientos de Padrón, naves tripuladas por seres del planeta Galixia, que habían aterrizado en sitio equivocado: el planeta Platosh, de atmósfera aceitosa e irrespirable. Hay que rescatarlos antes de que queden atrapados por un líquido amarillo y corrosivo que atrapa inmisericorde a los que entran en contacto con él. Mientras estudio la estrategia a seguir me como uno de los pimientos. Esa nave-pimiento explota dentro de mi boca -es de los picantes- ¡Zas!y esparce el ardiente combustible provocándome un escozor de cien pares de megatones venusianos. Me como las yemas para atenuar la quemazón creando sendos cráteres donde deposito las restantes naves después de quitarles el rabito o propulsor para su mejor absorción. Los envuelvo cuidadosamente con una capa de clara y lo deposito todo sobre un transbordador de pan chapata. Una de las naves-pimiento no ha quedado bien acoplada y cae al vacío es decir, al plato, pereciendo su tripulación en el acto. Para evitar más incidentes abro la boca todo lo que puedo y engullo enteramente la flotilla para que se alojen en la seguridad de mi esófago-transportador. Mastico, misión cumplida…qué rico. El teléfono ha dejado de sonar y estoy satisfecho. Lleno un buen vaso de vino. La tripulación del Enterprise se ha ganado una ronda por el éxito de su misión de salvamento.
¿SABEN HACER EL SALUDO VULCANO?
A mí, no. Mis dedos se niegan a imitar el icónico saludo de Mr.Spock, por eso no voy a convenciones de treekies. El actor Leonard Nimoy lo tomó prestado de un ritual de bendición que practicaban los sacerdotes de su sinagoga con los dedos anular y corazón divididos para que cada mano forme dos prismas.
Bueno, estaba cantado que la receta de hoy sería un plato a base de huevos.
HUEVOS ROTOS CON JAMÓN Y ALCACHOFAS (Alcauciles, para mis amigos del otro lado del charco) 
Pelar 4 alcachofas, retirar las puntes y las hojas externas.
Cortarlas en lonchas muy finas y frír en una sartén a fuego bajo. Escurrirlas con papel de cocina y sazonar con sal y pimienta.
En una sartén con 2 dientes de ajo freír dos huevos por persona.
Colocar los huevos fritos sobre las alcachofas (para mantenerlas calientes aconsejo reservarlas en el horno a 180º antes de servir) y acompañar con finas lonchas de jamón.

Y ahora, vamos con los dos huevos duros más famosos de la pantalla.

¡QUÉ LE CORTEN LA CABEZA! (Relato)

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 A mí es que me encantan las películas donde se ven decapitaciones; ni idea del porqué. Nunca habría ido a ver una película sobre la Revolución Francesa de no ser por el cartel con la guillotina. Una gozada. Cabezas rodando hacia un cesto de mimbre, torvos verdugos y mulitudes sedientas de sangre.
La filmoteca anuncia una proyección de Drácula y las mellizas.  Recordaba una escena impactante, cuando Peter Cushing rebana la cabeza de una vampira, porque así se matan los vampiros según las leyendas, lo de la estaca es un invento de Hollywood para eludir la censura. Qué puritanos...
Apoltronado en la butaca espero impaciente el momento en que Gustav (Peter Cushing) secciona con un machete la cabeza de una vampira. Es entonces cuando un tío se me sienta delante y me tapa la pantalla.
-Oiga, haga el favor de mover un poco la cabeza que no veo nada –le digo.
Y en vez de moverla, el tío se coge de las orejas, tira hacia arriba, se la quita del cuello y se la pone en las rodillas. De nuevo tenía buena visibilidad, pero ya de qué me servía si la escena de la decapitación había pasado.  Me he perdido lo mejor de toda la peli y todo por culpa de ese tontolaba. Aichs…
EL CAFÉ DE GATOS
 En mi barrio han abierto un Café de gatos al estilo de los que hay en Tokio. Dicen que tomar una consumición rodeado de felinos es bueno para reducir la ansiedad.
Hay que solicitar hora previamente, no puedes estar más de un tiempo limitado y seguir una serie de normas: no gritar, no hacer movimientos bruscos... bueno, la experiencia no me ha convencido.
Esperaba tomar café con los gatos merodeando entre las mesas, frotándose entre mis piernas y quizás alguno acomodado en mi regazo pero sólo encontré mininos amodorrados que al intentar acariciarlos respondían con un golpe de pata -sin sacar las uñas- como diciendo: "Déjame tranquilo, pesado." Se entiende.
Y además, un Café de gatos me gustaría que fuera algo más parecido a esto:
A LA MUJER MARAVILLA LE VA LA MARCHILLA
Este viernes estrenan Wonder Woman, o la Mujer maravilla para los de mi generación. La verda es que siempre me resultó chocante que un cómic destinado al público juvenil...
...presentara escenas tan explícitas de bondage y spanking, por no hablar de la desmedida afición de sus protagonistas por atarse unas a otras.




NEGOCIOS RAROS (1) ZÁNGANO S.A. (Relato)

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Ayer fui a visitar a mi amigo Udo en sus nuevas oficinas. Me recibió amablemente:
-¡Miquel! ¿Qué es de tu vida? -exclamó al verme.
-No quisiera molestar. Tendrás mucho trabajo y...
-¡Nada de eso! -interrumpió- he instalado estas oficinas para no hacer nada.
-¿Cómo?
-Mira, tengo secretaria, recepcionista, un informático, un coach, un mensajero...
-¿Y qué hace esta gente?
-¡Nada! A las nueve todo el mundo está en su puesto. Yo el primero, me instalo en mi despacho y espero. Suena el teléfono y la recepcionista me dice: "Llama Fulanito""¿Y qué desea Fulanito?""Nada", responde. "Pues dile que lo tendremos en cuenta".
 -Entonces, ¿para qué llama?
 - Para nada porque sabe que en Zángano S.A. nos dedicamos a esto. Luego llamo a mi secretaria y le digo que no escriba ni anote nada.
-Qué raro...
-A veces voy a ver cómo están mis empleados porque en cuanto uno se descuida se ponen a hacer algo. Ayer amonesté a uno porque le pillé durmiendo.
-Pero Udo, si no tenía nada que hacer...
-Dormir es hacer algo. "Durmiendo, acción de dormir" lo dice el diccionario, y su obligación es no hacer nada.
-¿Y el mensajero? ¿Qué hace?
-Nada. Como todo el mundo. Cuando se me antoja lo llamo y le digo: "Oye, esta tarde no vas a llevar ningún impreso ni ningún paquete. Vuelve a tu sitio y cuidadito con hacer algo."
Y dicho esto, Udo guardó silencio y se quedó mirando el vacío como un androide desactivado.
Creo que ya he encontrado mi vocación. Mañana pediré un puesto de dibujante en Zángano S.A.con este calor no apetece trabajar mucho.
FIN
MI ÚLTIMA PORTADA DEL VERANO
Las editoriales echan el cierre de novedades y mi último encargo ha sido una portada para la novela en la que se basó el clásico Blade Runner (1982) ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Ya se anuncia el remake con Ryan Gosling que se estrena el 2018, el año en que estaba ambientada la película de Ridley Scott. Por cierto que aunque me encanta Philip K. Dick la película me gustó más que el libro.
Tachaaan... creo que ya es hora de presentar una receta inventada por mí:
MACARRONES BORGO
Necesitaremos: macarrones, 1 tomate de lata entero y pelado, 300gr. de espinacas frescas (1 bolsa) 1 brick pequeño de nata para cocinar, 200 gr. de panceta ahumada cortada en taquitos, 2 dientes de ajo, 1 puñado de piñones.
 En una sartén con mantequilla derretida saltear el ajo cortado en láminas y la panceta hasta que quede dorada pero no tostada. Añadir el tomate hasta que se haya reducido. Echar las espinacas, parece que hay muchas pero al cocer y echar el agua se irán reduciendo.
Verter la crema de leche en su justa medida, sin que quede seco ni parezca una sopa. Sazonar con pimienta molida.
Mientras cuecen los macarrones en agua salada tostar unos piñones en una sartén con aceite hasta que queden dorados.
Escurrir los macarrones y mezclarlos con la salsa y los piñones.




EL TURISTA TEMPORAL (Relato)

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Me ha sucedido algo extraño y me gustaría contarlo, ayer comí macarrones con Albert Einstein. 
Estoy en un congreso de trabajo, venta de abrasivos en grano al por mayor. Me alojo en un hotel con todos mis colegas y nos reunimos para comer en un amplio salón. Nuestro estilo es más de bromas y guerras de servilletas que de algo serio, pese a nuestras recias voces de vendedores. Ayer bajé a comer solo, pues mi mujer no podía dejar su tienda de bisutería hasta mañana cuando llega la nueva dependienta. En el comedor se sentó frente a mí un hombre de largos cabellos blancos y aire familiar.
 -¡Eh, usted es Albert Einstein! –le dije mirándole sorprendido.
-Ssssh… sea discreto –hizo una pausa y agregó- : estoy de viaje experimental por el tiempo.
-¡Fascinante! –afirmé con un humilde gruñido-.Entonces era cierta su teoría sobre los agujeros de lombriz.
-Natürlich, mein Freund –Su acento alemán sonaba áspero, con tono de matraca. Nos sirvieron el primer plato, macarrones a la carbonara que Einstein atacó con avidez. Eso de ser viajero en el tiempo debe dar apetito-. Los agujeros de lombriz o de gusano son atajos a través del espacio-tiempo –prosiguió Einstein-, lo que pasa es que nadie se atrevía a meterse en ellos hasta que yo le eché huevos… con perdón de la expresión.
Acentuando la sensación de viaje temporal,  los alumnos de una cercana escuela de swing  invadieron la plaza frente al hotel. Bailaron un boogie-woogie de las Hermanas Andrews y  yo me sentía como en el Times Square de 1945 celebrando la victoria.
-¿Y le gusta viajar en el tiempo, profesor?
-Bueno… todo es relativo, como suelo decir –Einstein abrió un lenguado como un libro manejando diestramente la paleta de pescado-. Un turista temporal tiene dos espacios temporales simultáneos: uno donde aparece un turista del tiempo y otro donde no aparece. Ja, es complicado…
-¿Podría avanzarme algo sobre el futuro, profesor? –agregué impaciente.
-No sería prudente –repuso Einstein chupando las espinas del pescado-. Demasiada información podría alterar acontecimientos posteriores.
-Venga, algo sencillo –insistí-. Por ejemplo… ¿qué nos servirán mañana en el menú?
-Paella –dijo solemnemente el profesor. Terminó el flan de dos bocados y apuró el café.
- Un placer conocerle. Ach so!–dijo consultando el reloj- .Tengo el tiempo justo de tomar el agujero de lombriz para el futuro de las 14.30 – y se fue a toda prisa eclipsándose entre los bailarines que llenaban la plaza.
 Hoy ha llegado en su coche Viperia, mi mujer. Hace su entrada triunfal en el hall del hotel con sus pantalones negros excesivamente ceñidos, enorme pamela azul, zapatos transparentes de plástico y su maletín de nylon Le Sac; su conjunto de viaje. No puedo esperar un segundo más:
-Ayer comí macarrones con Albert Eistein.
Levanta mucho la nariz como diciendo: “¿Estás borracho o qué?” y suelta su típica y ensordecedora carcajada. Nunca me cree cuando me sucede algo fuera de lo común. ”Si es que eres un pardillo” –me dice- “Oyes que los elefantes vuelan y miras hacia arriba”.
Viperia aún se está  enjuagando las lágrimas de la risa cuando entramos en el comedor.  Hay más ajetreo de lo habitual. Por las ventanas redondas de la puerta de la cocina se percibe el humo y la tensión, y no paran de salir camareros sofocados llevando enormes recipientes con asas. Se me ilumina el rostro al ver el cartel:
-Mira, Viperia: ¡Hoy, paella! Ayer me lo predijo Einstein. ¡Me dijo que servirían paella!
Viperia parece titubear un momento y luego estalla en carcajadas. ¡Cómo ríe! Sus pendientes Tous de  cuarzo rosa empiezan a oxidarse de tanto que abre la boca.
-¡Ja, ja, ja!!!  ¡Pues claro! Hoy es jueves ¡Y LOS JUEVES SIEMPRE SE SIRVE PAELLA, SO MEMO!!! Mira que llegas a ser primaveras…
Las risas de Viperia aumentan  una octava y parecen relinchos sincopados. Dos camareros,  al volverse a mirarla, chocan entre sí dejando caer una paella con un estruendo infernal.  Un informe amasijo de arroz, gambas y calamares queda en el suelo.
 Y dado que el peso específico de las carcajadas jocosas es menor que el aire, Viperia se eleva y se aleja volando, como un personaje de la película Mary Poppins. Pido una cerveza a un camarero.
-Ríe… ríe todo lo que quieras, Vipe. ¡Ayer comí macarrones con Einstein! No conseguirás aguarme mi momento de gloria.

FIN
LOS JUEVES, PAELLA.
Eso es cierto, en la mayoría de restaurantes españoles incluyen la paella en el menú de los jueves ¿Y porqué ese día? La teoría que se suele considerar más fiable es que el servicio solía librar los jueves, la criada dejaba preparada la noche anterior el sofrito -¡Nunca con cebolla, sacrilegio!- para que la señora de la casa no tuviera más que echar el arroz y el agua y en 20 minutos ya estaba la paella lista para comer.
Y mira por donde, me ha caído una portada que no me esperaba. Tiburón, el libro de aquel lejano verano del 75.
"-Todos ustedes me conocen. Saben cómo me gano la vida. Atraparé a este bicho, pero no va a ser fácil. Es un pez malo. No es como ir al lago a pescar bacalaos y abadejos. Este tiburón los tragaría enteros. Los sacudiría un poco, los mordería un poco y se los tragaría. Hay que matarlo rápido para que regresen los turistas. Eso les dará ganancias a todos sus negocios. Pero no va a ser fácil. Mi vida vale mucho más." (Quint. Robert Shaw, en la película de Spielberg)

NEGOCIOS RAROS (2) NO BEBAS SOLO S.A.

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El director descolgó el teléfono.
-¿Diga? Sí, ¿Calle Cordelia? Recibido, ahora mando a alguien del turno de guardia.
Colgó.
-Como puedes ver, Miquel, no nos faltan clientes. Tengo que hablar con el personal, acompáñame si quieres.
 No bebas solo S.A. tenía las oficinas en una antigua vivienda adaptada chapuceramente. Salimos del despacho del director y llegamos a una habitación donde, bajo una bombilla amarillenta unos hombres pálidos aguardaban o dormían sobre unos sillones.
-¿A quién le toca? –preguntó el director. Un hombre se levantó-. Calle Cordelia, 3. Entresuelo. ¿Entendido?
-Voy para allá –murmuró el hombre dirigiéndose hacia la puerta.
-¿Cómo surgió la idea de fundar No bebas solo S.A.?
-Mira, Miquel. Mucha gente necesita compañía para beber. Cuando a uno le apetece echarse un trago y no tiene con quién es un momento trágico para los bebedores solitarios. Ahora no tienen más que llamar al teléfono y les enviamos alguien de nuestro servicio de urgencias. Hombres serviciales, amistosos y dispuestos a compartir una botella. Nuestros clientes pagan una módica cuota que cubre teléfono, alquiler… Ah, y nos subvencionan algunas marcas de licores. Ya se sabe que en compañía se bebe mejor, y en cantidades mayores.
Se oyó un portazo en la entrada y una voz tamizada por el alcohol cantando Lo niego todo, de Sabina.
Cuando el empleado entró tambaleándose el director le arrojó un cubo de agua a la cara con gesto ágil.
-El informe, por favor.
-De la Avenida Rey Lear, 56 –informó el recién llegado-. Ginebra con Coca Cola. Lo ha abandonado su mujer. Dice que la vida es bella pero la gente mala.
 -¿Ves? ¡Otra persona salvada de la triste embriaguez solitaria! –me dijo el director.
-Antes me comentó que tenía personal especializado.
-Pues claro. Entre nuestros clientes hay escritores, catedráticos, especialistas en cultura etrusca o literatura francesa del siglo XIX… no puedo enviar a cualquiera. Tenemos en contacto a especialistas que pueden hablar sobre muchos temas.
Sonó el teléfono. El director se precipitó hacia el aparato.
-No bebas solo S.A. ¿En qué podemos ayudarle?
De repente el director parecía nervioso. Pulsó el botón de llamada en espera y me dijo a media voz:
-Llama un cliente de la Plaza Goneril. Quiere una persona capaz de hablar del cine de la Hammer entre los años 60-70. ¿De dónde saco a alguien así?
-¿Qué tiene para beber? –pregunté.
-Un momento –el director dijo al teléfono-: ¿De qué licor dispone, por favor?
El director escuchó la respuesta y me dijo:
-Bourbon añejo Templeton Rye.
-Pues ya voy yo –le propuse.
-¡Fantástico!
FIN
MI CÓCTEL FAVORITO: NEGRONI
Preparar en vaso mediano: hielo, 1/2 vermut rojo, 1/2 ginebra.
Se suele adornar con media rodaja de naranja.
Hay otra versión. Sbagliato, con cava o vino blanco espumoso en lugar de ginebra.
OTRA VEZ LOS SIMIOS
Ya se ha estrenado La guerra del Planeta de los Simios, un remake muy libre de Batalla por el Planeta de los Simios (1973) En esta película participó como extra John Landis, por entonces un joven estudiante de la escuela de cinematografía. Era uno de los simios, y allí fue donde se hizo gran amigo del maquillador Rick Baker.
 Poco después Baker aceptó encantado participar en la primera película escrita, protagonizada y dirigida por Landis: Schlok. El monstruo de las bananas (1974) en la que, curiosamente, Landis volvía a interpretar a un simio. Aquí están los dos durante una sesión de maquillaje.
Landis y Baker formaban un buen equipo, y su momento cumbre llegaría con la película de culto Un hombre lobo americano en Londres (1981) Por su trabajo, Baker conseguiría el primer Premio Oscar de la historia al mejor maquillaje. Lo cierto es que la transformación en licántropo del protagonista David Naughton todavía hoy resulta impresionante, y en tiempos anteriores a los efectos digitales.


  

MI VECINO ES UN DUENDE (Relato)

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 Durante unas obras en el alcantarillado los trabajadores abrieron accidentalmente un portal del inframundo y ahora mi barrio está embrujado.
Por las calles se pasean espectros, cabezas sin tronco o troncos sin cabeza, y enjambres de murciélagos-vampiro golpetean con sus alas los cristales de las ventanas.
En el Starbucks cercano a mi casa aparecen como por arte de magia gnomos y duendes que se mean en los frapuccinos y los moccalate de la clientela mientras éstos están absortos mirando  la pantalla de sus ordenadores portátiles.
El suceso más grave ocurrió en el Chin-Lu, el bazar chino de mi esquina, cuando un día se presentó nada menos que Fu Manchú y allí se quedó. Al principio a los vecinos no les importó gran cosa pues Fu Manchú se limitaba a teclear un móvil con la larguísima uña de su meñique y a responder “Por allí” señalando al infinito como hace siempre el personal de los bazares cuando les preguntas por un artículo.
 Pero cuando a Fu Manchú le dio por arrojar dagas envenenadas a los clientes éstos empezaron a evitar el local, y el dueño y su esposa, a ahogar sus penas en la bebida. Un día el señor Chin-Lu roció a la pobre mujer con sake y le prendió fuego. Ahora el espectro de la señora Chin-Lu atiende un bar frecuentado por trasgos. Hace cocina-fusión y tiene mucho éxito con su gazpacho de aleta de tiburón.
Desde mi piso oigo alimañas, sabandijas y gusarapos reptando y medrando por las calles. Y esto no es lo peor.
Lo peor es que, mientras escribo, se ha abierto la puerta de par en par y ha aparecido la cabeza y una mano del cocinero Karlos Arguiñano. Digo bien, cabeza y una mano –la derecha- flotando en la penumbra. La mano de Arguiñano lleva una sartén. Con un rápido giro voltea una tortilla y me pregunta:
-¿Te gusta poco hecha?
FIN
YA TENGO PINCHE DE COCINA EN CASA
Mi hijo Daniel pelando patatas; así empecé yo.
Quiere que le de clases de cocina. Pues bien, hemos empezado con una de mis tapas preferidas: 
RECETA FÁCIL DE PATATAS BRAVAS
 Pelamos las patatas y las cortamos en forma desigual (groseramente, como dicen los libros de cocina) y las freímos en una sartén con abundante aceite y el fuego al mínimo. Cuando estén tiernas las sacamos del fuego y las dejamos sobre un papel de cocina para absorver el aceite sobrante. Luego las volvemos a poner en la sartén con el fuego a tope 5 minutos. Quedarán crujientes por fuera y blanditas por dentro.
En otra sartén con un poco de aceite calentamos una cucharada de pimentón -¡Sin que eche humo, que el pimentón no se queme o quedaría amargo!- una cucharadita de harina, removemos y añadimos un poco de tomate triturado. Dejamos reducir el tomate, añadimos un par de gotas de tabasco y regamos las patatas con esta salsita. Buen provecho!


POTI-POTI DE VERANO

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Mi primer trabajo de verano fue pasar un mes de julio en la sección de embalaje de un almacén enorme y siniestro, con goteras y murciélagos. Los trabajadores veteranos solían contarnos  historias de ratas gigantescas y accidentes misteriosos. Nos dijeron que un vigilante del turno de noche había enloquecido. Creía que el porexpan que usábamos como material de relleno -allí lo llamábamos ganchitos- eran seres inteligentes y con malas intenciones. Esta historia la he llamado:

LA NOCHE DEL POREXPAN VIVIENTE
¡ATENCIÓN GALLINAS PELIGROSAS!
 Es lo que pone en este cartel en las afueras de mi pueblo, L´Escala, donde estoy pasando unos días de vacaciones. Las gallinas se nos rebelan. 
Este verano se han tenido noticias de al menos tres ataques gallináceos a turistas, como el pasado sábado en el que una pareja que aparcó cerca de un corral para hacerse selfies tuvo que volver corriendo a su coche mientras las gallinas de intentaban picotearles los ojos.
Primero fue la marabunta que acosaba al pobre Leiningen (Charlton Heston) luego, las gaviotas que se ensañaron con Tippi Hedren, y ahora las gallinas... Lo curioso es que sólo atacan a forasteros ¿Se habrán vuelto turismofóbicas las gallinas?

EN LAS TERRAZAS LOS VAMPIROS INTENTAN LIGAR
En los poti-poti no puede faltar una receta. Y con el refrescante calimocho (Coca Cola con vino tinto)
POLLO AL CALIMOCHO
Dorar el pollo cortado a octavos en una sartén con aceite. 
Reservar el pollo en un plato sobre papel de cocina, sazonar con sal y pimienta, y freír en la misma sartén cebolla cortada fina y champiñones. 
Añadir el pollo, rociar con un poco de zumo de limón y verter la mezcla de vino tinto y Coca-Cola justo hasta cubrir el pollo. 
Tapar la sartén y dejar cocer 30m. con el fuego al mínimo.
Antes de servir gratinar el pollo en el horno un par de minutos. El azúcar de la Coca-Cola se carameliza y le da un toque exótico, como de plato oriental.
Y de postre, un microrrelato inquietante:
TIENES UN MENSAJE
A Udo le deslizaron una carta por debajo de la puerta.
Udo aún no la había leído pero estaba muy inquieto.
Le habían pasado la nota por debajo de la puerta... del armario.
FIN




MORTADELO PARA ADULTOS

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 El chavalín de la derecha con pelliza soy yo a los catorce años mirando extasiado al dibujante Ibáñez, mi ídolo, que me está firmando un álbum de Mortadelo y Filemón. Ésta es la dedicatoria. En el centro Garrido, el director de Editorial Bruguera, que me había prometido un puesto en el departamento de dibujantes cuando cumpliera los dieciséis, pero la editorial no tardaría en presentar suspensión de pagos y disolverse.
Ahora me he enterado de que ha aparecido el corto El Sulfato Anatómico, una versión porno del primer álbum de los personajes de Ibáñez. Los protagonistas son Benito Pocino -el primer Mortadelo del cine y el mejor- y El Dioni (ex-vigilante famoso por haber robado un furgón blindado) en el papel de Filemón.
La trama es sencilla: el profesor Bacterio (El Sevilla, cantante de los Mojinos Escozíos) inventa un spray que convierte en una fiera sexual al que se lo aplique, pero lo han robado un comando de macizas guerrilleras y los dos agentes de la T.I.A. son los encargados de recuperarlo entre chapuzas, tortazos y mucho sexo.
Mortadelo, ¿qué te han hecho...? Creo que se ha evaporado un poquito más de mi inocencia. ¡Quién me lo hubiera dicho a mis catorce tiernos años!
NO SE PUEDE HACER NADA (Microrrelato-cómic)
-Buenos días, doctor -dice ella apartándose de la puerta.
-Buenos días, señora -el doctor empieza a abrir su maletín-. No es preciso que me acompañe.
Al entrar en la habitación del paciente el doctor percibe a su alrededor las emanaciones de la muerte. Ya parece flotar en la estancia el fantasma del agonizante que lo mira con ojos ausentes. El doctor menea la cabeza y se reune con ella.
-No se puede hacer nada por él, señora, ya sabe lo que hay que hacer.
PAPÁ EN NAVARONE
Hace un año que estoy en contacto con el blogger John Staïkos, neoyorquino de origen griego afincado en Nueva York, desde que hice la portada de su primera novela The White Shirt Army. Su padre, Janus, era actor ocasional en Grecia y fue uno de los extras elegidos para Los cañones de Navarone que se rodó en gran parte en Creta. Su padre murió el año pasado y John ha elegido una forma original y entrañable de homenaje: ha colgado en la red la secuencia en la que aparece su padre con uniforme alemán.
Es una secuencia muy breve pero como me dijo John: "No todo el mundo puede decir que a su padre lo ha matado Gregory Peck."
Ésta es una de las fotos que hice en vacaciones. La titulé El castillo en ruinas. Mira por donde me ha servido de inspiración para esta portada, El desierto de los tártaros, un libro muy bueno.






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